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LA AUTONOMÍA, AVENTURA HACIA LA LIBERTAD MENTAL DE UN BEBÉ, UN OBSERVADOR, UN COORDINADOR, UN GRUPO


APOLA

Al reflexionar sobre el tema que nos convoca en este coloquio surgió la posibilidad de “volver a pensar” sobre la autonomía y su relación con el método observacional y con las personas “presentes en él”.

En principio nos surgían preguntas, vislumbrábamos como hipótesis: 1º) la autonomía como “desarrollo de una mente propia” (Bick, Bion). Pensamos en la autonomía como libertad mental de ser; 2º) el método observacional tiene en su esencia la cualidad de ser matriz autonómica.

De este modo, pudimos reflexionar sobre la autonomía como construcción en el bebé, la madre, el padre y también en el observador, en el coordinador, en el grupo.


LA AUTONOMÍA: MOTIVO DE ENCUENTRO EN ESTE COLOQUIO

Para nosotros es especialmente conmovedor que tantos pensadores de tantos países diversos estemos intentando encontrarnos para pensar juntos sobre la autonomía.

Entendemos que la propuesta es una aventura, como lo es la autonomía. Para nosotros la aventura, hacia la libertad mental de ser.

Cómo llegar a acuerdos en el saber, sobre una temática tan perteneciente a la cualidad única de cada ser?...Con autonomía.

Cuando recibimos el tema eje del Congreso, nuestra reflexión primera fue preguntarnos acerca de nuestra herramienta de trabajo: el método de observación, según Ester Bick...Y la sensación interna de cada una, de nosotras ; de cómo el método nos ha transformado en nuestra práctica clínica y cómo los asistentes al Seminario a través de los años se van modificando.

Para nosotros el método mismo contiene una esencia, una matriz autonómica. Por eso, nos proponemos en este trabajo compartir ideas sobre cómo el método es generador de autonomía.

La autonomía es el proceso de creación de la propia libertad mental, ser uno mismo, sentir y sentirse, pensar, entender y entenderse, hacer y hacerse según uno mismo.

La autonomía da cuenta de uno y del otro, de la creación de uno mismo a partir del otro, desde uno, para sí y para otros.

“Cuando un espacio se divide en dos, nace un universo, se define una unidad”. (Maturana “De máquinas y seres vivos”)

La trama del ser se gesta durante toda la vida, siendo la mirada,una mirada matriz para la vida ; asistiendo a que el otro sea.

...Querer que el otro sea él, no interferir sus procesos, complicidad en la alegría que el otro sea, esté y pueda.

 

LA AUTONOMÍA EN EL BEBÉ

Entendiendo la autonomía como el desarrollo de una mente propia, pensamos que se va desarrollando desde el comienzo, desde los espacios mentales de los padres. Hace a la identidad y es constitutiva para disponer de los recursos simbólicos que se encuentran al servicio del yo.

Desde la fusión inicial en un vínculo de alternancia, va surgiendo la defusión.

Con la identificación proyectiva el bebé, a través de la experiencia, puede proyectar aspectos buenos y malos en la madre y puede iniciar la introyección de un objeto interno.

Un continente que lo sostiene mental y psicoafectivamente...Contiene la posibilidad de sostener la frustración.

La madre con su función alfa y su reverie, es continente de sus angustias, recibe sus sensaciones, emociones, “piensa” en él.

Desde este espacio relacional y objetal: El bebé percibe ser recibido, acepta ser sostenido, percibe un otro que lo recibe y contiene, un otro que se delimita.

Y a su vez, el bebé va delimitando su propia “mente”, su propio espacio mental, desde el cual puede pensar.

El bebé aprende...En la situación de: ser sostenido, aprende a sostener y sostenerse; de ser contenido a contener y contenerse, de ser oído, a hablar y hablarse; de ser pensado, aprende a pensar y pensarse.

 

EL MÉTODO

¿Por que pensamos nosotros que el método tiene una matriz autonómica? Porque el observar no es una mirada que solo ve, sino una mirada atenta, interiorizada, sensible, que intenta ser receptiva, que es interjuego dialéctico entre mirar y mirarse.

Una mirada, con espacio mental continente, una mirada que sigue su propio proceso y el de los otros.

Una mirada que mira al otro siendo, que se anima a las propias sombras, una mirada que dá lugar a la incertidumbre, una mirada presente que presencia como el otro construye su propia historia.

Esta mirada es una mirada que se va construyendo y que va invistiendo las transcripciones de lo observado y las reflexiones de la supervisión.

Las escenas pasan, las imágenes evocan, los vínculos quedan y se re crean.

La mirada es como la envoltura psíquica del rol. El observador desde este continente, mirando al bebé y sus vínculos observa y se observa, crea espacio mental en sí mismo, re crea duelos, objetos internos con niveles simbólicos, recupera la propia autonomía y su libertad mental. La propia matriz metodológica lo lleva a ir construyendo su rol, a encarnar esta mirada envoltura. Escribiendo sus observaciones, puede tramitar la evocación de los vínculos, sabiendo que van a dar cuenta del otro, bebé y sus vínculos, desde su espacio de mirada. Sabiendo que será oído, esto es esencial, ...”saber que alguien nos escucha, entonces se escucha una parte de sí mismo” (Dolto).

El observador tiene que desaprender lo aprendido, tramitar la renuncia narcisística a la intervención, poder sostenerse en su soledad, en su discriminación de la historia que transcurre en presencia de él.

La misma matriz del método hace que el observador sea autónomo en relación al método.

La matriz generadora del método también envuelve a la familia. Una vez por semana, a la misma hora y el mismo día hay una persona que va a observar el vínculo, su proceso de desarrollo, con una mirada benevolente (Michell Haag). Esta mirada envoltura es continente de las ansiedades persecutorias que despierta la situación de ser observado.Los observadores pueden identificarse con la madre, para que ella pueda mirar y mirarse, dando lugar a que esta historia que involucra a su hijo pueda desarrollarse con autonomía. Para la madre, en especial, que alguien sin cuestionarla, asista a su estilo de crianza, le permite que se expanda su espacio mental para poder tolerar toda la proyección beta de elementos de su hijo, aprendiendo a ser continente de ansiedades y no convirtiendo a su bebé en receptáculo.


GRUPO

Todas las semanas, en el mismo horario, una vez por semana, durante dos años se reúne el grupo en el que se supervisan los bebés observados.

Cada observador lee su observación, se detiene en sus vicisitudes y secuencias, metaboliza el material como también sus sensaciones, emociones y sentimientos generando su evocación, escribiéndolo, y diciéndolo a otros, comparte con sus compañeros y el coordinador. El grupo escucha, siente, piensa y genera hipótesis de comprensión.

Se genera un nuevo continente: un espacio y tiempo diferente para “pensar” lo observado con posibilidad de autonomía, han acontecido enriquecimientos simbólicos en los vínculos.

Cuando el observador llega a supervisión han devenido espacios de simbolización, ha estado con “presencia” en la observación, ha tenido la suficiente contención como para evocarla y transcribirla y ahora puede mirarla escrita y leerla en el grupo, estando acompañado por la “mirada envoltura” del grupo.

El grupo de asistentes al Seminario está viendo las mismas vicisitudes, circulan fantasías persecutorias y de robo (de no ser aceptados) en relación a las familias, e inclusive el propio grupo.

El coordinador en una tarea muy delicada, tiene que acoger en su espacio mental todas estas emociones y coordinar la trama de una nueva escena: la contención grupal.

Se abre el espacio de mirada profunda con otros. Las transferencias peculiares que se dan en el grupo de supervisión aparecen ya que los asistentes van a plantear sus dificultades, sus emociones, sus dudas, sus incertidumbres. Unos y otros comparten situaciones de altísimo grado de regresión en donde cuanto más se profundiza la mirada en la observación, más se reconoce y discrimina el mundo interno sin interferencia. El método alcanza el momento culmine de su encarnación: la pregunta abierta, el no prejuicio con la mirada y escucha continente del coordinador. Se vivencia la importancia que tiene el tiempo de los procesos como eje fundamental del desarrollo de un niño. Se re dimensiona como matriz identificatoria para que los estudiantes puedan sostenerse en su propio proceso de crecimiento en el rol: contener sus emociones y comprender al bebé en sus vínculos, y poder asistir a este acontecer en sus compañeros. El grupo crea su propia historia, desarrolla su propio proceso y al final de dos años de intenso encuentro en el aprendizaje a través de la experiencia compartida, van a tramitar la terminación de la observación y su seguimiento longitudinal. También la culminación de este proceso grupal, en relación a su grupo de supervisión.

El método le da al observador la posibilidad de vivenciar su propia autonomía, a la cual él había asistido ya con el bebé y con su familia.

En la supervisión el grupo inaugura comunitariamente la culminación de los procesos de autonomía iniciados desde los comienzos de la observación. En el mismo grupo se da el espacio de mirada en comunión de identidades: la trama de la escena grupal inicia vínculos y relaciones objetales en el trabajo de supervisión en los que lo importante es proyectar e introyectar una mirada atenta y gozosa en que el otro sea. El respeto por conocer como piensa el otro, elaborando hipótesis nuevas, posibilita enriquecer el propio pensamiento con autonomía.

A continuación daremos cuenta de nuestros pensamientos a través de dos materiales clínicos del seminario de observación, Ambos seguimientos observacionales corresponden a la Lic. Mirta Petrollini y a la Lic. Dora Elola, asistentes a un mismo grupo de supervisión.El grupo reunido semanalmente con mucho compromiso y comprensión, ha sido la trama-vívida de contención en estos aprendizajes con autonomía.


FLORENCIA: (Historia y observación)

La mamá es médica pediatra y el papá comerciante de edades de 30 y 35 años, respectivamente.

Silvia la madre, es huérfana de padre. Este falleció hace seis años. El tema de la enfermedad y pérdida del padre está presente desde la primera observación. Manifiesta haber pasado una etapa de miedos y mucha inseguridad que fue superando gracias a su psicoterapia.

La mamá tiene dos hermanos, uno diez años mayor, casado con dos hijas mujeres y un varón adolescente.

Favio, el padre tiene sus padres vivos que pasan una situación económica difícil y la madre tiene hipertensión arterial, por causas emocionales. Tiene un hermano mayor, casado, con un hijo de 2 años.

Durante el primer año, la mamá manifiesta sus dificultades en este nuevo rol: ser mamá, y en los temores que precedieron a la llegada de la beba: no poder amamantarla, no tener suficiente leche. En aquel momento expresó vivir un conflicto en relación con la lactancia. Ella sabía que debía darle solamente el pecho, pero como mamá hacía lo contrario, por la noche le daba un suplemento de mamadera.

Se reintegra al trabajo cuando Florencia cumple 2 meses.

Silvia comenta que el cambio de habitación le preocupa, se pregunta si podrá oírla si se despierta de noche.

Alrededor de los 6 meses, destete.

A los 6 meses 21 días, la mamá coloca a Florencia en el andador.

La madre reconoce que hace mal en ponerla en el andador porque es chiquita pero no puede evitarlo. Manifiesta que no ve la hora en que Florencia camine.

La madre continúa necesitando confirmar que Florencia evoluciona precozmente.

La mamá parece vivir esta etapa de desprendimiento y separación de la beba con ambivalencia.

La madre le pide a la observadora que la acompañe al Parque porque no se anima a ir sola. En estos paseos, se observa que Silvia necesitaba comparar la evolución de Florencia en relación con otros bebés que veía en el Parque.

Cuando Florencia llega a movilizarse por sus propios medios, gateo, Silvia frena las actividades de exploración de la beba, aduciendo que la arena es sucia, que hay vidrios, etc. La actitud de Silvia continúa de esta manera durante un tiempo mientras Florencia demanda y se desespera por jugar en el arenero. Poco a poco en el transcurso del 2º año, Silvia empieza a cambiar: se muestra más permisiva y Florencia disfruta mucho de los juegos en el arenero con otros chicos.

Silvia confirma el seguimiento de Florencia durante el 2º año de una manera particular. Ofrece a la observadora un paquetito con 2 tarjetas. Es una lapicera “porque voy a tener que escribir mucho sobre Florencia”. Ambas tarjetas son de agradecimiento: una en nombre de Florencia y otra en nombre de ella.

Durante el segundo año de Florencia, vincularmente la familia cursa procesos de duelo: un proyecto de mudanza que no se lleva a cabo por problemas económicos, el inicio de jardín en vacaciones y una situación de enfermedad de la madre con fisura intestinal.

Florencia continúa desarrollando recursos propios, “ocupándose” especialmente en seguir su crecimiento sostenida por sus padres y la observadora en la comprensión, “con fuerza” para animarse a probar sus propias fuerzas.

Observación:

Viene Silvia con la mamadera. Se la muestra y le dice: “mira ... lo que te traje”. Florencia la mira y dice fuerte “teté”. Silvia se acomoda en el sillón, Florencia deja el libro y va hacia ella. Se trepa al sillón y se acomoda en la falda, bien apoyada la espalda contra el pecho de su mamá. Silvia le acerca la mamadera y Florencia chupa con ganas un rato. Durante este tiempo, Silvia la mira con ternura y despacio le acaricia el bracito. Cuando casi termina la mamadera, Florencia deja de chupar. Silvia le dice “¿no querés más?. Florencia le contesta “yo sola”. Se baja y se sienta en el piso, frente a Silvia. Esta le dice “bueno, terminala, faltan unas rayitas”. Se inclina y le alcanza la mamadera. Florencia la toma con ambas manos, se la lleva a la boca y chupa otro rato. Cuando termina, se la alcanza a Silvia diciéndole “toda”. Silvia se levanta y va a la cocina para dejar la mamadera.

Florencia va hacia la mesita baja y saca un crayón de la caja. Toma un cuaderno y lo apoya sobre la mesita. Lo abre y empieza a hacer trazos sobre la hoja. Esto lo hace seria y concentrada en su tarea. Levanta el cuaderno y me lo muestra. Yo le digo “¡qué lindo!”. Florencia continúa entretenida haciendo trazos sobre cada una de las hojas. Vuelve Silvia de la cocina y le pregunta “¿qué dibujas?. “Casha” dice Florencia. Silvia le dice “¡uy! ¡qué linda casa!”. Durante un rato, Florencia se entretiene con los trazos que va produciendo.

De pronto dice “pis”. Silvia le pregunta “¿querés pis?”. Florencia contesta que sí, va al baño, entra y cierra la puerta. Silvia que la sigue, me sonríe y mueve la cabeza diciendo “esta Florencia ...”. Silvia abre la puerta del baño, Florencia esta parada e intenta bajarse las calzas. Silvia espera un momento, luego, al ver que Florencia no puede, se acerca más y le dice “yo te ayudo”. Le baja las calzas junto con la bombacha. Florencia dice “yo sola”. Levanta la tapa y se sienta en el inodoro chiquito que está al lado del inodoro del baño. Mientras Silvia espera, me cuenta lo bien que Florencia aprendió a hacer pis y caca, que ya no usa los pañales de día y que en el jardín le avisa a Erica -la maestra- para ir al baño. Yo le digo “¡qué bien que aprendió!”. Florencia se para. Silvia le pregunta “¿ya está?”. Florencia le contesta que si y Silvia le dice “muy bien!” y que va a lavarla. La levanta y la enjuaga en el lavatorio. Mientras Silvia la seca, Florencia me mira y me hace una sonrisa. Yo le mantengo la sonrisa y le reafirmo “¡que bien Florencia, cómo aprendiste a hacer pis!”. Florencia me contesta riendo “chau pis”. Yo sigo sonriéndole y Silvia me dice “cuando lo tiro, siempre le decimos chau pis”. Silvia termina de secarla y la baja. Florencia intenta subirse la bombacha pero tira solamente de las calzas. Silvia la ayuda a subirse la bombacha. Mientras se la sube, Florencia se agarra de ambos brazos de Silvia. Silvia la mira y mientras termina de arreglarle la ropa, le pregunta “Flopi, vos ¿me querés mucho?”. Florencia en tono juguetón dice “nooo”. Silvia siguiendo el juego le dice con tono sorprendido “¿cómo que no me querés mucho?”. Florencia se ríe y le contesta con un largo si. Silvia la levanta en brazos y la estrecha contra su pecho. Le dice despacito “yo te quiero mucho ... mucho”. Luego, acerca su cara a la de Florencia, un instante, hasta que le da un beso en la mejilla.

Yo sigo toda esta secuencia de encuentro afectivo con una gran sonrisa a ambas.

Cuando Silvia la baja, Florencia va correteando hacia el balcón. Se acerca ala bicicleta que le regalaron para su cumpleaños. Intenta moverla para pasarla al living, pero no puede porque la traba una caja grande llena de juguetes. Reclama fuerte “queta, queta”. Viene Silvia del baño y la ayuda a pasar la bicicleta que queda frente al sillón. Veo que Florencia se sube con mayor facilidad que en otras visitas. Los pies llegan justo a los pedales. Se agarra bien del manubrio y trata de impulsarse bajando con energía un pedal. Silvia la estimula y le dice “bien!, ¡fuerza, Florencia!”. Florencia repite el movimiento muy atenta y la bicicleta se mueve unos centímetros. Florencia, al sentir que logró impulsarse, sonríe radiante y vuelve a intentarlo, repitiendo el movimiento. Silvia y yo le decimos “¡muy bien!. Silvia me dice “¿viste cómo está aprendiendo?”.

Análisis y observación de Florencia:

En relación a Florencia y sus padres, Florencia puede generar sus espacios propios de autonomía, vincularmente. Compartiendo el encuentro con su madre puede pensar y pensarse, pudiendo por sí misma “sola”, con conciencia de sí y del otro.

Durante el seguimiento longitudinal, la mirada envoltura de la observadora fue continente mental de las ansiedades depresivas de la madre. Con sensibilidad receptiva, tramito la comprensión de los procesos de duelo de la madre en relación a su padre y su necesidad de construir un espacio de vida diferenciado para Agustina.

En los padres y en Florencia se generaron los procesos de identificación proyectiva e introyectiva al servicio de la autonomía.

En la cualidad única de esta tríada, la mamá crece con su hija, aprende a contener sus duelos y a valorar el crecimiento de su hija como un aprendizaje abierto.

Florencia sintiéndose mirada desde esta comprensión, puede desarrollar sus recursos y re aprovisionar a su madre en sus vínculos amorosos.

La pregunta de la madre a la observadora, con alegría y goce de que Florencia pueda y sea “¿viste cómo está aprendiendo?”, sintetiza la construcción autonómica realizada por Florencia, sus padres, la observadora y su grupo de supervisión.

AGUSTINA (Historia y observación):

Los padres de Agustina son Graciela de 28 años que es maestra jardinera y catequista. La madre de Graciela murió cuando ella tenía 17 años y su padre cuando tenía 26 años.

Tiene un hermano casado con hijos.

Alberto, el papá, tiene 39 años, es analista de sistemas. Sus padres también han fallecido. Tiene una hermana casada, que no quiere tener hijos. Es sumamente ordenado y colaborador, pendiente de su familia.

Graciela relata que al principio de su matrimonio ella tenía “temor” de tener hijos con Alberto, porque era muy estricto y severo, tanto en cuanto al orden como a lo que debían o no hacer los niños, en general. Refiere que con el tiempo fue cambiando y que con Agustina es una maravilla. Tiene una intensa actividad social ya sea con amigos o por su actividad religiosa.

Respecto al nacimiento, la madre dice que el parto de Agustina fue una cesárea programada por dos razones: 1º) había tenido una operación de quistes de ovario y el útero había quedado “corto”, 2º) la bebé se retrasó una semana y como era muy grande podía quedarse sin líquido “amniótico”.

Agustina ha sido muy buscado por sus padres, la esperaron durante diez años de matrimonio, hicieron varios tratamientos de fertilidad. El último, fue hormonal y la madre llegó a tener un peso de 108 kg. Luego de este tratamiento y cuidando el bebé de una amiga, quedó embarazada. En relación a este bebé, dirá que para ella fue “su bebé” porque lo cuidó desde muy pequeño y sólo ella.

Agustina fue amamantada hasta los 3 meses. El pediatra indica cambio en la forma de la alimentación, porque no había aumentado suficientemente de peso.

La beba tuvo trastornos de sueño durante el primer año de vida. Se despertaba durante la noche con llanto continuo y no podía ser calmada. Al respecto, la madre comentó que para ella dormir siempre le pareció una pérdida de tiempo. También a lo largo de varias observaciones comentará que ella durmió con sus padres hasta los 5 años, su marido también durmió con sus padres hasta más grande aún.La madre decía no querer que esto pase con su hija, por lo que se debatía entre órdenes médicas que debía cumplir ( sacarla del cuarto ), y lo que le pasaba.

Durante el 2º año la familia se muda y la madre vuelve a embarazarse.

Agustina durante su 2º año continuó desarrollando sus recursos, especialmente en el juego y el lenguaje. Agustina pudo contener estos espacios, ante el nuevo embarazo de la madre y su ingreso a Jardín de Infantes. Y sostenerlos, aún cuando su madre presentó la necesidad de reposo por enfermarse con rotura de ligamentos.

Al finalizar la observación, la familia acaba de mudarse. La madre gestiona la compra de esta casa diciendo que es la de sus sueños. Lo hace tramitando una herencia parental. Agustina pudo cursar estas dinámicas vinculares con sus recursos simbólicos en autonomía.

A continuación transcribimos la última observación:

Dado que ni Alberto podía estar presente, ni Graciela hacía ningún comentario sobre esta última observación, decido ir al comedor a buscar la bolsa con los regalos. Al volver a la cocina, Graciela entre sorprendida y sonriendo me pregunta si llegó Papá Noel y comento que son unos pequeños presentes. Saco primero el regalo de Agustina, quien lo toma con ambas manos sonriendo y comienza a romper el papel. Graciela cambia su expresión, está más seria y modulando despacio pregunta si esta es la última... Contesto que sí y que por eso habíamos quedado en este horario por si podía estar Alberto.

Graciela dice que se olvidó, que de todas maneras Alberto acababa de avisar que tiene que trabajar hasta muy tarde, que el fin de semana estuvieron intentando recordar si era o no la última, que no estaban seguros y que por si acaso escribieron una tarjeta, que también querían que Agustina eligiera un regalo para mí y que si lo podían traer luego, si es que esto estaba permitido.

Luego saco el regalo para ella y Alberto (un portarretratos) y la carta del Hospital, se sorprende, dice que esto es más que un Papá Noel, lee la dedicatoria (allí agradecía la posibilidad que me brindaron para estar con ellos en momentos tan íntimos e importantes como lo era el crecimiento de su hija, que habían sido momentos muy valiosos tanto por la posibilidad de estar allí como por la calidad de ellos como familia), se emociona, dice que es mutuo. Luego abre la carta, la lee atentamente, se sorprende, dice si pueden contestar porque los agradecidos son ellos. Contesto que por supuesto que sí. Se dirige al comedor a buscar algo.

Regresa con una tarjeta en la mano que tiene escrito:

“Hay personas que están en nuestras vidas, que con su confianza, su presencia respetuosa, con su solidaridad nos recuerdan que no estamos solos...gracias por acompañarnos; y escrito por Graciela: en esta primera etapa de vida de Agus.... por que casi como sin querer “trabajando” estuviste con nosotros, en este aprendizaje de a tres ... llévate, nuestro cariño y gratitud. firmado; Agustina, Alberto y Graciela.

Análisis y observación de Agustina:

Respecto a Agustina y su familia, la observadora acompañó a la familia de Agustina durante 2 años con seguimiento longitudinal, con frecuencias de una vez por semana. Con comprensión profunda y aguda, fue continente de las ansiedades de la madre en relación a los procesos de duelo materno y del padre , en relación también a sus propias relaciones objetales infantiles.

Pudieron construir identificaciones introyectivas en la construcción de sus espacios mentales para “pensar” en sí mismos y en Agustina.

Agustina sigue creciendo así con autonomía.

La tarjeta con la que se despiden de la observadora da cuenta y sintetiza y refleja la esencia autónoma del método:

“Hay personas que están en nuestras vidas, que con su confianza, su presencia respetuosa, con su solidaridad nos recuerdan que no estamos solos ... gracias por acompañarnos, en esta primera etapa de vida de Agustina ... porque casi sin querer “trabajando” estuviste con nosotros en este aprendizaje de a tres, llevate nuestro cariño y gratitud, firmado, Agustina, Alberto y Graciela”.

 

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